Otro año más, y otra vez con la misma idea.
Cada año por estas fechas, nos empeñamos en engañarnos a nosotros mismos con empalagosos mensajes de felicitación, llenos de besos, corazones y arbolitos de navidad, y otro año más que seguramente no haremos lo posible para que de verdad esos deseos se hagan realidad.
Este año, todos queríamos paz, pero seguimos empeñados en olvidarnos de nuestros buenos propósitos apenas despunta el alba del 7 de enero.
Podría prometer que este año va a ser diferente, pero aunque tenga todas las buenas intenciones del mundo, no puedo asegurar que las circunstancias me sean favorables.
Voy a limitarme entonces a desearos feliz navidad, y que como yo, intentemos no olvidarnos de nuestros buenos propósitos.
Que el próximo año traiga menos odio del que habitualmente trae, que traiga más buenos propósitos de vivir y dejar vivir.